¿QUÉ SON LAS GRASAS TRANS?
¿Qué son las grasas trans?
Las grasas trans (AGT) son
ácidos grasos insaturados que se forman de forma industrial al convertir aceite
líquido en grasa sólida (proceso llamado hidrogenación). También se conocen
como ácidos grasos trans, aceites parcialmente hidrogenados y grasas
trans-colesterol.
La hidrogenación facilitó que los aceites fueran más estables y menos propensos al enranciamiento oxidativo. También permitió que las grasas resultantes, las trans, tuvieran una textura sólida o semisólida parecida a las de origen animal.
Además de a través de la hidrogenación, este tipo de grasas se pueden obtener de forma natural. Este estudio indica que las grasas trans son formadas en el rumen (cámara de fermentación que poseen los rumiantes) de animales poligástricos como vacas, ovejas y cabras. Los AGT producidos se absorben en el sistema gástrico y pasan a los músculos y a la leche producida por estos rumiantes. Se encuentran así en pequeñas cantidades en carne, leche y derivados.
José Manuel García Almeida, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), señala que este tipo de grasas tienen diversas funciones, “entre ellas la energética, estructural (en membranas y otras estructuras orgánicas) y reactante, capaz de intervenir en vías inflamatorias y del metabolismo celular”.
Se absorben y metabolizan de forma parecida a los ácidos grasos insaturados, aunque se diferencian de estos en que “el organismo humano no es capaz de sintetizar las grasas trans”, advierte García.
Perjuicios para la salud
Las grasas trans se
popularizaron ante la creencia de que compensaban el daño a la salud de las
grasas saturadas. No obstante, a día de hoy, se conoce los AGT son más dañinos
que las grasas saturadas.
Por ello, la Organización
Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, el Consejo de
Nutrición Danés y la Asociación Americana del Corazón sugieren que menos del
uno por ciento de las calorías ingeridas procedan de grasas trans.
Entre los principales efectos en la salud, los AGT producen enfermedades cardiovasculares y obesidad. Además de aumentar el colesterol malo (LDL), reducen el bueno (HDL), dando como resultado la acumulación del colesterol en las arterias y el aumento de riesgo de cardiopatías o accidentes cerebrovasculares. García añade que produce la elevación de triglicéridos.
El aumento de peso es otro de sus riesgos. Generalmente se encuentran en alimentos bajos en nutrientes, con numerosas calorías adicionales por el azúcar, lo que puede empeorar este efecto. También suponen un riesgo de presentar diabetes tipo 2.
A pesar de todos los
efectos negativos de las grasas trans, la industria sigue empleándolas porque
aumenta el plazo de consumo y estabiliza el sabor de los alimentos. García
explica que se mejora así el manejo de los productos precocinados.
La única manera de conocer si un alimento contiene este tipo de grasas es consultar el etiquetado, aunque García reconoce que en España no hay una regulación que obligue a identificar estas grasas y, por tanto, muchos fabricantes lo ocultan. En Canadá y Estados Unidos sí que existe un etiquetado obligatorio.
En todo caso, se recomienda revisar los ingredientes, prestando especial atención a la cantidad de grasas trans, las cuales pueden aparecer indicadas como parcialmente hidrogenado.
En qué alimentos se encuentran
Los alimentos pueden contener grasas trans son numerosos. Están fundamentalmente en:
Alimentos congelados, como los canelones, las pizzas, el yogur helado o el helado.
Productos fritos o empanados, como las croquetas.
Aperitivos salados, como las patatas fritas.
Galletas.
Grasas sólidas como las margarinas y mantecas.
Bollería industrial.
Pasteles y tartas.
Comida rápida.
Sustitutos de crema no lácteos.
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